Panal De Miel
Foto: EUROPA PRESS/ASOC MALAGUEÑA DE APICULTORES

BRUSELAS, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -

   La Comisión Europea ha propuesto este viernes que el polen sea considerado como un componente natural de la miel y no como un ingrediente, un cambio que desde Bruselas aseguran que no tendrá un impacto para productores ni consumidores, pero que en la práctica reducirá los casos en los que deba informarse en el etiquetado del alimento de la presencia de transgénicos.

   La legislación europea establece la obligación de indicar en el etiquetado de un alimento si sus ingredientes contienen o han sido elaborados a partir de organismos genéticamente modificados (OGM), salvo en los casos en los que tal presencia no supere el 0,9 por ciento del ingrediente.

   Con las normas actuales y de acuerdo a un fallo del Tribunal de Justicia de la UE que dictaminó que el polen es un ingrediente, la miel comercializada debería señalar en su etiqueta ingredientes transgénicos si se detectara la presencia de OGM por encima del índice de tolerancia, que la UE fija en 0,9 por ciento, en el polen analizado.

   De salir adelante la propuesta con la que el Ejecutivo comunitario quiere simplificar las normas aplicadas a este producto, la presencia de transgénico debería indicarse si representase más de un 0,9 por ciento de la miel en su conjunto, y no solo del polen, los que diluiría las posibilidades.

   Lo que no altera esta propuesta son las normas sobre etiquetado de OGM ni sobre los procesos de autorización para su producción y comercialización, que no se ven afectadas por los cambios que plantea Bruselas.

   La Comisión Europea argumenta que el polen entra en la colmena como resultado de la actividad de las abejas y no por la intervención del apicultor, que era la interpretación del Tribunal para considerar el polen como ingrediente. Al ser el polen un componente natural, no se le aplicarían las normas comunitarias de etiquetado que exigen una lista de ingredientes.

   La Unión Europea produce un 13 por ciento aproximadamente de la miel que se consume en todo el mundo, esto es unas 200.000 toneladas, y España, con 33.000 toneladas, es el primer productor del mercado comunitario, seguido de Italia, Hungría y Rumanía.