La Asamblea General de Socios de ASAJA GRANADA celebrada ayer abordó los principales problemas que afectan al campo e hizo balance del año 2015

Los despropósitos de la Junta de Andalucía en la presente campaña PAC no han podido alcanzar cotas más altas: retraso en la puesta a punto del programa informático de aplicación, colapso generado por el envío de los Trámites de Audiencia (TAU) de la campaña anterior, suspense con la relación de beneficiarios de las ayudas a Jóvenes Agricultores, incertidumbre con la Orden de alegaciones al SIGPAC, desinformación y demoras en los pagos, publicación tardía de normativas de ayudas como las relativas a “Agroambiente y Clima” y “Agricultura Ecológica”. La Asamblea General de Socios de ASAJA GRANADA destacó el descomunal esfuerzo que se ha tenido que hacer para atender a los agricultores y ganaderos solicitantes de las ayudas mientras la propia Junta de Andalucía, responsable de todo el caos generado, se pone a salvo.

 

La Asamblea General de Socios de ASAJA GRANADA celebrada ayer hizo balance del 2015 señalando que ha sido un año de cambios y adaptación al nuevo sistema de ayudas PAC que estará vigente hasta 2020  ̶ con retrasos, incertidumbres y complicaciones multiplicadas en la actual campaña ̶, también marcado por la agudización de la crisis del sector de leche de vaca debida a  los abusos de la industria y la supresión del sistema de cuotas en la UE,  por la caída de los precios del caprino de leche comprometiendo la viabilidad de las explotaciones, así como, por la negativa evolución de los precios en el sector hortícola. En el plano más positivo se subrayaron algunos logros peleados por nuestra organización agraria a nivel provincial, regional y nacional, tales como la supresión del pago del IVA en las trasmisiones de derechos de Pago Único de la PAC, la modificación del Código Penal que endurece las penas por robos en el campo, el desarrollo de la Ley de Medidas para Mejorar el Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, y muy recientemente, la eliminación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones en Andalucía. Se propusieron, además, como principales objetivos para los próximos meses el impulso del relevo generacional en el campo, la demanda de unos precios justos para los productores, así como la defensa del papel estratégico de la agricultura y ganadería dada su importante función económica y social.

 

Referencia aparte mereció la actual campaña de la PAC por alcanzar las cotas más altas de despropósitos por parte de la Junta de Andalucía que hasta ahora se han podido ver, empezando por el retraso en la puesta a punto del programa informático de aplicación, que no estaba operativo en la fecha oficial de inicio, el 1 de febrero; el colapso generado entre febrero  y marzo por la inoportuna y desajustada conjunción con los Trámites de Audiencia (en los que se informa a los agricultores y ganaderos de incidencias de la campaña anterior) que deben enviarse en septiembre de cada año; el suspense desde finales de septiembre de 2015 en que se finalizó la tramitación de ayudas a la incorporación de jóvenes agricultores hasta que se conoció, el 23 de mayo de 2016, la lista definitiva de beneficiarios que luego podrían acogerse también a las ayudas de la PAC (ya había terminado el plazo oficial de las ayudas PAC el 15 de mayo y tuvo que ampliarse hasta el 15 de junio); la incertidumbre sobre las alegaciones al SIGPAC y la nueva orden reguladora que iba a limitar los plazos de presentación cuando antes se podían resolver durante todo el año; la desinformación y demoras en los pagos afectando muy especialmente a Granada por la parálisis de la Delegación Provincial de Agricultura;  la publicación tardía de la normativa de las ayudas de “Agroambiente y Clima” y “Agricultura Ecológica” (el 8 de abril de 2016) que imposibilitó la realización de numerosos expedientes, y por si faltaba poco, constantes actualizaciones del programa de aplicación que han obligado a rehacer el trabajo ya terminado. Toda la responsabilidad, en fin, la derivó la Administración autonómica a las entidades colaboradoras mientras se puso a salvo de las quejas y desórdenes que ella misma generó.

 

Se hizo, además, hincapié en la desfavorable meteorología durante el año 2015 con temperaturas por encima de lo normal, sobre todo en primavera, haciendo temer otro año de pésimas cosechas también por los bajos niveles de precipitaciones, un 30% menor de la media provincial en los últimos cuarenta años. La valoración fue desigual en cuanto a producciones y precios. La campaña del aceite se quedó en 99.920 toneladas, un 1% inferior a la campaña anterior y un 10% inferior a la media, con cotizaciones máximas que superaron los 4 euros/litro el aceite virgen extra, no beneficiando tanto al agricultor sino más bien a las envasadoras. Las cosechas de cebada, trigo y avena pudieron superar las catastróficas producciones de 2014 aunque estuvieron muy por debajo de la media de los años 2010 a 2013 (-39%. -40% y -36% respectivamente) y apenas consiguieron beneficios dados los bajos rendimientos y bajos precios: el trigo duro no superó los 0,29 euros/kilo, la avena 0,19 euros/kilo y la cebada 0,18 euro/kilo. La producción de almendra disminuyó con respecto a 2014, aunque estuvo por encima de la media con 5.200 toneladas. Se concluyó que es un sector en alza y que los buenos precios de las dos últimas campañas con máximos de 8 euros/kilo en pepita y la alta demanda del producto hacen que se consolide como cultivo rentable y con buenas perspectivas de futuro. Las altas temperaturas propiciaron, por el contrario, superproducciones durante prácticamente todo el año en la Costa que condujeron a la caída en picado de los precios hortícolas  (pepino, calabacín y cherry, fundamentalmente), lastrados también por el veto ruso y por problemas estructurales en el actual modelo de relaciones comerciales que han hecho saltar todas las alarmas en el sector, señalándose este problema como uno de los más acuciantes del momento.