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Los precios de ruina, en un mercado artificialmente bajo, amenazan la continuidad del cultivo en Andalucia

El girasol, la mejor alternativa agronómica a los cereales en secano, ve amenazada su continuidad en Andalucía donde los precios de ruina que paga la industria extractora, los más bajos de toda Europa, están fomentando la retirada de tierras y la búsqueda de cultivos alternativos, dado que las cotizaciones actuales están muy por debajo de los costes de producción.

 

Cuando estamos en el ecuador de la campaña de recolección de girasol en Andalucía desde ASAJA-Sevilla constatamos el escaso interés de la industria extractora por mantener el cultivo, cuya superficie lleva ya un lustro en retroceso. En estos últimos cinco años España ha reducido su superficie de girasol en un 14%, pasa de las 865.000 hectáreas de 2013 a las 745.000 de 2018. Este descenso es más acusado en Andalucía, que ha perdido una cuarta parte de su superficie de girasol al pasar de las 321.000 hectáreas de 2013 a 240.000 en 2018 mientras que la provincia de Sevilla, primera provincia productora de girasol de España, pierde más del 23% de su superficie y se queda en 126.000 hectáreas, 38.000 hectáreas menos de las que se sembraban hace cinco años.  

 

El motivo que está llevando a los agricultores a dejar las tierras en retirada o a plantearse otras alternativas como el olivar, el almendro o la siembra de garbanzos, no es otro que el persistente, continuo y progresivo descenso de los precios de la pipa de girasol al inicio de cada campaña de recolección, momento en el que el oligopolio de la industria extractora española sale al campo, con precios a la baja, en busca de un suministro barato de materia prima de calidad que cubra sus necesidades de molturación en las semanas previas al inicio de la recolección del norte de Europa.

 

El mercado del girasol ha estado bajo pero estable a lo largo de todo el año, con cotizaciones entre 325 y 330 euros/tonelada. Cotizaciones que, al inicio de la campaña de recolección, han bajado en España entre 10 y 15 euros, situando a nuestro país con los precios más bajos de toda Europa, puesto que en otros países productores como Francia la cotización se mantiene por encima de los 325 euros/tonelada, una cotización que sorprende especialmente al ser Francia un país  excedentario que por tanto está obligado a exportar gran parte de lo que produce, contrariamente a lo que ocurre con España, país deficitario que necesita importar prácticamente una cantidad similar de pipa de girasol a la que produce para garantizar el funcionamiento de la industria extractora.

 

Los Servicios Técnicos de ASAJA-Sevilla estiman que de acuerdo con las cotizaciones actuales del aceite crudo y de la harina integral (680 euros/tonelada en el caso del aceite y 165 euros/tonelada en el caso de la harina), el girasol de calidad tipo (9% de humedad, 2% de impureza y 44 % de grasa), debería situarse por encima de los 335 euros/tonelada, una vez detraídos 50 euros en concepto de gasto de transporte y molturación. Esa cotización supone unos 20 euros/tonelada más de lo que cotiza en las lonjas de Sevilla y Córdoba.

 

Como reflejan los datos del Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía, los costes del cultivo del girasol -incluyendo el coste de la maquinaria y de la tierra- están en 548 euros por hectárea. Es decir, que a un precio según lonja de 315 euros/tonelada, para cubrir los costes por hectárea tendríamos que recolectar de media 1.740 kilos de pipa de girasol por hectárea, un rendimiento muy superior al que se obtiene en los secanos andaluces, donde la media de la presente campaña está en 1.200 kilos.

 

En Andalucía la producción prevista para la presente campaña es de 312.000 toneladas, una producción inferior a la de la pasada, cuando se cosecharon 405.000 toneladas. En la provincia de Sevilla, primera provincia productora de girasol de España,  la cosecha que se espera en las 126.000 hectáreas dedicadas en 2018 al girasol podrá superar ligeramente las 150.000 toneladas, una producción inferior en casi un 36% a la obtenida en 2017.

 

Por otra parte, la ola de calor y la sequía que ha afectado a los cereales del centro y norte de Europa incidirá también en el girasol, y ya se apunta a una reducción del 13% de la cosecha de Francia y del 18 por ciento de la de Rumanía.

 

ASAJA-Sevilla estima que es previsible que al igual que ha ocurrido con el cereal, una vez que finalice la recolección del girasol, los precios remonten.

 

Asimismo, los Servicios Técnicos de ASAJA-Sevilla inciden en que el incremento del precio de los piensos, como consecuencia del encarecimiento de los cereales, revalorizará la torta y la harina de girasol (subproductos para piensos) y arrastrará también a la pipa al alza.
 

Tras el análisis de estos datos, ASAJA-Sevilla insta a los agricultores a almacenar su cosecha o a  entregarla a sus cooperativas o a otras entidades para comercializarla en común con volúmenes importantes, y en cualquier caso, les desaconseja vender a los precios que hoy paga la industria, pues aunque en el mercado de las oleaginosas la volatilidad no es tan alta como en el de los cereales, es indudable que en este momento las cotizaciones de girasol están en el punto más bajo de la campaña.