La organización manifiesta que el Plan no debería aprobarse hasta que no considere el factor humano entre los objetivos de protección

ASAJA de Castilla-La Mancha considera que el último borrador del Plan de Gestión de Zonas de Especial Protección para las aves de ambientes esteparios de Castilla-La Mancha tampoco recoge las principales demandas de la organización que defiende los intereses de muchos agricultores de la región, principalmente porque para  gestionar un territorio en el que la población rural y sus actividades sean compatibles con la protección de las aves esteparias, no se puede obviar a los usuarios afectados y debe incluir, entre los objetivos de protección, al factor humano.

 Es por ello que el Comité Técnico de la organización agraria está trabajando en las quintas alegaciones que entregará a la Consejería de Agricultura, tal y como ha venido haciendo con cada uno de los borradores presentados. En ellas, insistirá nuevamente en que, además de los aspectos de conservación y protección medioambiental, se deben incluir los aspectos socioeconómicos ligados a las actividades agrarias que se desarrollas en esas mismas zonas.

 El modelo de política conservacionista de Castilla-La Mancha no puede pasar permanentemente por aplicar limitaciones al sistema productivo en una región donde ya existen muchas restricciones por condicionantes naturales como la escasez de agua. Tal y como ha trasladado ya ASAJA CLM a la Administración, hay que cumplir la normativa comunitaria, pero nunca limitar la producción, tal y como reflejan los planes de gestión de las comunidades autónomas limítrofes. Por ello, si finalmente no se consiguen los objetivos,  la organización acudirá a los Tribunales.

 A diferencia de otras autonomías, el plan de gestión de Castilla-La Mancha es de carácter regional para todas las áreas ZEPA de la región, sin considerar así las particularidades concretas de cada parcela. Por eso, ha reclamado una zonificación válida y precisa de los hábitats propios de las aves, distinguiendo niveles de viabilidad, lo suficientemente justificada y delimitada, tal y como se refleja en los planes de otras regiones como Andalucía, Extremadura o Castilla y León.

 En el caso de Andalucía, por ejemplo, las zonas sensibles para la conservación de las aves esteparias abarcan las áreas de exhibición, apareamiento, nidificación y cría. Dichas zonas son las que se tienen en cuenta a la hora de evaluar la incidencia ambiental de las diferentes actuaciones que quieran llevar a cabo los propietarios de la tierra y, en su caso, establecer el condicionado para el desarrollo de las mismas, así como para la aplicación de las medidas de conservación. Pero en ningún caso somete a limitaciones a los agricultores sólo por tener su explotación en una zona ZEPA, sin una previa justificación.

 Por otro lado, y a pesar del carácter regional del plan castellano-manchego, la resolución de 27 de enero de 2017 sobre las zonas de adopción de medidas para compatibilizar la agricultura de herbáceos de secano con la conservación de aves esteparias, únicamente afecta a parcelas del Área esteparia de la Mancha Norte, un planteamiento que representa un agravio para los agricultores de notable relevancia.

 Para ASAJA de Castilla-La Mancha, faltan demasiados aspectos que contemplar y, aunque los planes de gestión son estrictamente necesarios, no deberían aprobarse hasta encontrar el consenso con los únicos afectados, los propietarios de las explotaciones en zonas ZEPA. La ubicación de una actividad agrícola en una ZEPA no puede ser una carga, sino que se debe trabajar por un reconocimiento, una compensación si se establece alguna limitación y, sobre todo, para ofrecer herramientas para su viabilidad y evitar la pérdida de valor de su propiedad.