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La organización pide que se ponga fin a este problema y se compensen adecuadamente las pérdidas que sufren los ganaderos

Asaja Palencia denuncia un nuevo ataque de lobos a una explotación ganadera de la provincia, con el resultado de una novilla y una ternera muertas. En este caso el ataque se ha producido en San Cebrián de Mudá, en una finca a sólo medio kilómetro del pueblo.

El sábado a primera hora el ganadero se encontraba los restos de los animales, prácticamente los huesos, y lamentaba los importantes daños por ataques de lobo que ha sufrido este año, ya que se trata del quinto animal que pierde en 2017.

El ganadero, que lleva 40 años al frente de la explotación de vacuno de carne de San Cebrián, realizó la correspondiente denuncia ante Medio Ambiente, pero en el caso de la ternera, de tan solo unos días de vida, no se le reconoce el ataque del lobo porque apenas han quedado restos, por lo que sólo recibirá indemnización por la novilla de año y medio, una compensación “insuficiente”.

Las pérdidas por los ataques del lobo que se vienen produciendo entre las explotaciones del norte de la provincia se suman a las que ya padecen por la sequía, ya que la falta de agua ha impedido que los animales puedan aprovechar los pastos y los ganaderos deben hacer un mayor desembolso en alimentación.

A ello hay que añadir “la sensación de indefensión que padecemos ante estos ataques, ya que las manadas cada vez son más grandes, atacan hasta en grupos de hasta 7, y los ganaderos nos cansamos de dar de comer a los lobos”, lamenta el ganadero.

Asaja vuelve a denunciar una situación que se repite cada año. Recogiendo la demanda de los ganaderos, Asaja reitera ante la Junta de Castilla y León que se actualicen los baremos de indemnización, ya que no se pagan precios justos por los animales que se pierden con los ataques de lobo. “El perjuicio que se causa al ganadero en estos casos no se compensa suficientemente con el importe por cabeza muerta que recibe”, denuncia Asaja

Además, Asaja insiste en su petición de que desde la Junta se vigile por el cumplimiento a rajatabla de los cupos de caza del lobo, de manera que se ejerza un mayor control de la población de cánidos en la provincia, dado que la población de lobos hace imposible su convivencia con la ganadería.

 

 

 

 

 

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