Desde Asaja Aragón queremos destacar los numerosos controles que desde las administraciones europea, nacional y autonómica se realizan en el sector cárnico, tanto en las explotaciones ganaderas, en el transporte de los animales, como en los centros de sacrificio y despiece, lo que convierte a la carne y los productos obtenidos en totalmente seguros desde el punto de vista de la seguridad alimentaria

 

El reportaje emitido el pasado domingo 4 de febrero muestra una imagen sesgada, irreal y alarmista de un sector modélico en bienestar animal, respeto al medio ambiente y seguridad alimentaria


De igual manera la numerosa legislación existente en materia de bienestar animal supone que las condiciones de los animales en la granja son las adecuadas para su confort, en cuanto a acceso a alimentación y bebida adecuada, espacio disponible por animal, iluminación suficiente, ventilación de las instalaciones, materiales inocuos, y asistencia en el caso de animales enfermos.

Desde Asaja Aragón consideramos que las opiniones vertidas en el citado programa se realizaron desde un punto de vista ideológico, alejadas de la realidad del sector porcino. El objetivo de las mismas era sembrar la duda sobre el funcionamiento de un sector insinuando que animales enfermos entraban en la cadena de consumo, que la carne obtenida no era de calidad o que las inspecciones a las explotaciones ganaderas estaban falseadas.

La realidad es que el procedimiento de inspección establece el aviso previo al ganadero, con el fin de que esté presente en la explotación para franquearles el paso a los inspectores y para que les facilite toda la documentación y registros que le sean requeridos.

Por otro lado, mostrar una zona concreta de una explotación porcina conocida como enfermería o lazareto donde se agrupan los animales enfermos como así obliga la normativa, como si fuera el total de la explotación es una actuación destinada a sembrar la desconfianza la calumnia y alejada de toda ética periodística.

Desde Asaja Aragón exigimos respeto para unos profesionales que diariamente arriesgan su patrimonio personal en una actividad que contribuye al mantenimiento de la población y del empleo en el medio rural, tan castigado por la despoblación y por la visión despreciativa e irrespetuosa de una parte de la población urbana.