Traducido del FINANCIAL TIMES. Miércoles, 21 de diciembre de 2011

Siempre con su sombrero de cowboy, Mauro Lucio escucha música country mientras conduce su camioneta en el municipio de Paragominas en el estado ganadero de Pará en la Amazonia brasileña contando historias a los jóvenes.

Pero su naturaleza divertida contradice su papel fundamental en un movimiento que podría transformar la ganadería en Brasil, el mayor exportador de ternera del mundo, y con ello a la industria mundial de la carne. Está demostrando que el Amazonas puede ser una de las áreas más productivas del mundo para la cría de ganado – sin necesidad de desforestar.

“Las mejores condiciones en el mundo para producir carne con pastos están aquí”  dice Mauro Lucio, aludiendo a la abundante luz solar y lluvias de la región, cuando nos muestra el verde intenso de los prados de su fazenda, o finca, Marupiara.

A primeros de este mes el senado de Brasil aprobó una actualización de un controvertido código forestal que se espera se convierta en ley a primeros de año.

La normativa es importante para el futuro de la Amazonia brasileña, que es uno de los baluartes más importantes contra el calentamiento global y uno de los ecosistemas más vulnerables a el.

La versión del Senado del código forestal mantiene una norma en la que los agricultores del Amazonas deben conservar entre el 50 y 80 por ciento de su tierra como bosque. Pero renuncia a miles de millones en multas para aquellos que despoblaron de árboles la tierra antes de julio de 2008 siempre que replanten algunas áreas.

Los ecologistas recaman que esta amnistía envalentonará a desforestar otra vez. Los agricultores dicen que las condiciones anteriores eran injustas.

Pero hay una cosa en la que todos están de acuerdo. Brasil – con casi el 28 por ciento del país, o una superficie más de la mitad de la Unión Europea, dedicada a la ganadería – ya tiene suficiente tierra para la cría de ganado. El problema es que los ganaderos brasileños no son suficientemente productivos.

“En esta área podríamos triplicar la producción ganadera sin aumentar la desforestación”, dice El senador Katia Abreu, presidente de la Confederación Brasileña de Agricultura y Agricultura.

En esto coinciden Mauro Lucio y los granjeros de Parogominas. Del tamaño de Bélgica, Paragominas fue conocida por la desforestación ilegal llevada a cabo por los ganaderos, aserraderos y productores de carbón vegetal. El conflicto entre estos grupos fue tan violento, que el municipio fue apodado “Parago-balas”,

Después, en 2008, el municipio pasó a la lista negra en una ofensiva del gobierno sobre desforestación. Los agricultores perdieron el acceso a los créditos bancarios estatales. “Imagina una ciudad en una lista negra – el daño económico, la pérdida de empleos, la autoestima de la ciudad arruinada”, dice Adnan Demachki, el alcalde.

El persuadió a los agricultores de la región para llegar al acuerdo de detener la desforestación completamente. Esto costó unos 2.700 empleos en dos años en una población de 100.00. Hubo disturbios en los que los trabajadores desempleados quemaron la oficina local de una agencia ecologista.

Demachi y Mauro Lucio, que dirigen el sindicato local de los agricultores y el grupo ecologista, Conservación de la Naturaleza, empezaron a trabajar para conseguir sacar de la lista negra al municipio.

Esto requirió que Paragominas realizase imágenes satélites de alta definición de más del 80 por ciento de las propiedades del municipio, mostrando áreas que necesitan preservarse o replantarse y después llevar esta información a un registro de tierra estatal. En 2010 el municipio fue el primero en salir de la lista negra.

Mientras tanto, Mauro Lucio lidera los esfuerzos para enseñar a los granjeros de la región a ser más productivos. Tradicionalmente, la tierra ha sido tan abundante en la frontera del Amazonas que los granjeros se han expandido reduciendo y quemando nuevas áreas de bosques. Crían el ganado allí antes de vender la tierra por cuatros veces su precio original y se cambian a otras.

“De lo que viven es sólo de agrandar cada vez más la frontera”, dice el profesor Gerd Sparoveck del Colegio Luiz de Queroz de la Universidad de Sao Paulo.

Esto ha  dejado al Amazonas con menos de una cabeza de ganado por hectárea. Como contraste, la tierra de Mauro Lucio, donde el 80 por ciento es jungla, produce unas tres cabezas por hectárea. Él ha conseguido esto usando nuevas técnicas agrícolas. Ahora está trabajando con científicos para conseguir siete cabezas por hectárea.

El profesor Sparovek estima que si todos los ganaderos brasileños fueran tan productivos como en Paragominas, el espacio usado para el ganado podría reducirse sobre dos tercios. “Brasil está exportando muy poco de su carne, sólo el 18-20 por ciento”, añade. “Si se es más eficiente y más productivo y con mejores medidas sanitarias, sería también más competitivo en el mercado mundial”.