Esta tormenta alcanzó el archipiélago canario a finales de febrero con vientos dirección Sur que llegaron a superar los 80 km/h en la isla de La Palma, con rachas de hasta 122 km/h, y que causaron daños en varios cultivos, especialmente en plátano. Aunque con daños inferiores, también en Tenerife y Gran Canaria se registraron siniestros, con rachas de viento superiores a 100 km/h. Posteriormente se sucedieron otras tormentas con intensos vientos que agravaron los daños ya existentes.

Los daños en el cultivo de plátano se producen por la caída de plantas y la defoliación intensa a que se ven sometidas las plataneras. También se indemnizan los daños sufridos por invernaderos y muros cortaviento. En total, se vieron afectadas casi 3.000 hectáreas de plátano, cuyas tasaciones realizó un equipo pericial de 29 técnicos.